MÁS AMOR Y MENOS BANDERAS

MÁS AMOR Y MENOS BANDERAS

 

Los mismos que esquilmaron, recortaron y redujeron la sanidad pública y la entregaron al negocio privado, sobre todo en la Comunidad de Madrid, se reúnen en estos días con la connivencia de la policía municipal y de la Guardia Civil que protege estas manifestaciones no autorizadas y permite que estos grupos de exaltados pongan en riesgo la salud y la vida de tod@s.

Desde hace unos días, a las nueve de la noche, mi pueblo se llena de gentes disfrazadas con los colores amarillo y rojo de la bandera nacional. Algun@s se la anudan por el cuello a modo de capa y se concentran en distintas zonas del pueblo de Colmenar Viejo profiriendo gritos de ¡Viva España!, ¡Viva el Rey! y ¡Viva la guardia civil”
También está ocurriendo en el vecino municipio de Tres Cantos.
La derecha y la ultraderecha de este país no se resigna al hecho de que vivimos en una democracia si no gobiernan ell@s. Los mismos que esquilmaron, recortaron y redujeron la sanidad pública y la entregaron al negocio privado, sobre todo en la Comunidad de Madrid, se reúnen en estos días con la connivencia de la policía municipal y de la Guardia Civil que protege estas manifestaciones no autorizadas y permite que estos grupos de exaltados pongan en riesgo la salud y la vida de tod@s.
De la mano del PP y VOX, gran parte de los que aplauden a las ocho a los sanitarios, salen a las nueve vestidos de patria, o empuñan sus cacerolas a golpe de cazo, y las aporrean como si les fuera la vida en ello. Pero olvidan las muertes en las residencias de mayores y a sus verdaderos responsables que sólo buscaban el negocio y poco les importaba el cuidado de los mayores. O la situación de la sanidad, desviando los recursos de la pública a la privada.
En la Comunidad de Madrid, una de las más afectadas por la crisis del coronavirus, la financiación de la sanidad privada con dinero público aumentó un 20% entre 2015 y 2019, mientras que la que se realizó en los propios hospitales de gestión pública sólo aumentó un 6,5% en el mismo periodo. Eso sin contar los 1.000 millones de Euros que debe esta autonomía, según su propia Cámara de Cuentas a los hospitales de gestión privada a fecha de diciembre de 2019, por el desvío de pruebas médicas a hospitales privados y que pagaremos entre tod@s. 
Mientras, se despide a l@s sanitari@s contratad@s para hacer frente a la pandemia en los primeros días de la crisis sanitaria o se deja bajo mínimos la atención primaria, carente de recursos materiales y humanos, sin medios para protegerse y cuidarnos como están haciendo desde el primer momento.
¿Qué ocurriría si l@s jóvenes anti-sistema, como dicen estas rancias derechas que crispan la convivencia y amenazan la salud de tod@s, salieran a la calle en manifestación? Lo hemos visto en imágenes que corrían por las redes en el principio del estado de alarma. Multas y agresiones desproporcionadas que se ensañaban con personas vulnerables que no portaban algún certificado de trabajo o que eran detenidas simplemente por tener la piel oscura o llevar alguna bolsa de comida a familias que se han quedado sin ningún tipo de sustento y ayuda. Es claro y evidente que la emprenderían a palos sin ningún miramiento.
Se avecina un estado policial consentido y aplaudido en general por la población anonadada por esta distopía que parece una película de ciencia ficción. La maldita Ley Mordaza que recorta derechos y libertades se va a quedar corta con la que se nos viene encima. No es momento para la crispación. Vienen tiempos difíciles para la clase trabajadora. Urge organizarse.
Ya en los balcones o en las puertas de las casas de nuestros pueblos y ciudades crecían los insultos y los malos modos en su intento de derrocar al gobierno en el poder. Sólo por gritar ¡Viva el Primero de Mayo y la clase trabajadora!, desde la propia casa, hay quién ha sido amenazado por algún que otro vecino del pueblo de Colmenar.
En estos días y ante las manifestaciones facciosas que recorren las calles de esta villa serrana, un vecino se dirigía a una pareja de la guardia civil preguntando si no iban a hacer nada permitiendo las aglomeraciones. La respuesta del uniformado fue clara y tajante. Circule. ¡Váyase usted de aquí si no quiere que le multe”
Desde que se decretó el “Estado de Alarma” las llamadas “Fuerzas de Orden Público” se han dedicado, como siempre que se amparan en leyes represoras, a defender los intereses de los privilegiados, de aquellos que detentan el poder económico y social, da igual que estén en el gobierno o en la oposición, en estos tiempos no hay mucha diferencia. Los recortes y privatizaciones que ha sufrido la sanidad pública, en beneficio de algunos bolsillos, han impedido dar una respuesta adecuada de nuestros sanitarios a esta trágica plaga. Por sus “bisnes” nuestros muertos.
Se avecina un estado policial consentido y aplaudido en general por la población anonadada por esta distopía que parece una película de ciencia ficción. La maldita Ley Mordaza que recorta derechos y libertades se va a quedar corta con la que se nos viene encima. No es momento para la crispación. Vienen tiempos difíciles para la clase trabajadora. Urge organizarse.
Desde hace unos días empezó a sonar en las casas y balcones de algunos rincones una canción de los Beatles. “All you need is love”, todo lo que necesitas es amor, una consigna que ha volado por la redes y se extiende por algunos barrios y pueblos de la sierra. Las ventanas y balcones se llenan de corazones verdes en defensa de una Sanidad pública, universal y gratuita para tod@s. Con el ritmo y la melodía de la popular canción de Marisol “tengo el corazón contento” y una letra adaptada para señalar que la vida y los cuidados son lo más importante, la clase trabajadora acalla ese odio del que llenan sus cacerolas algunos irresponsables. Es la respuesta inteligente de la gente sencilla a la ostentación patriotera y fascista. Otro virus que, por desgracia, y sólo hace falta mirar al pasado, se puede convertir en una epidemia aún más terrible en nuestro país.
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