Hoy volvemos a publicar en la web y lo hacemos abriendo una nueva sección en la página, la de memoria histórica. De esta sección se va a encargar nuestro compañero Roberto Fernández Suarez. Roberto es doctor en Antropología Cultural y Social por la UNED. Es codirector de la empresa Etnografía y Patrimonio Inmaterial. Actualmente imparte un curso de posgrado en la UNED sobre Cultura Inmaterial en España y América, dirigido por Honorio Velasco y Beatriz Pérez. Igualmente es coordinador del libro La Sierra Convulsa: Segunda República, Guerra Civil y Primer Franquismo al Norte de Madrid. Roberto también es el director del Centro Cultural Pablo Neruda de Colmenar Viejo. Gracias al trabajo de Roberto y sus compañeros hoy conocemos parte de nuestra historia, la de la Sierra Norte de Madrid, gracias a su esfuerzo podemos entender como se desarrolló el siglo XX en nuestros pueblos y barrios y hoy comenzaremos con el primer artículo de esta sección dedicado a Miraflores de la Sierra.
Miraflores de la Sierra y la CNT (1933-1939)
El movimiento anarcosindicalista en Madrid y su provincia empezó a tener importancia en un mundo laboral dominado por la UGT poco a poco, en primer lugar en el extrarradio de la capital donde se fue a vivir la gente obrera, expulsada de los tradicionales barrios humildes del centro de la cuidad. Y a partir de dichos barrios periféricos, se fue extendiendo sus ideales y formas de protestas en otras localidades de esta provincia. Al norte de Madrid hubo desde los inicios del periodo republicano en 1931 dos focos anarquistas: por un lado Collado Villalba y por el otro Colmenar Viejo con su ramificación con Miraflores de la Sierra.
La presentación oficial de la CNT en Miraflores de la Sierra se realizó en noviembre de 1933. Aprovechando la huelga de la construcción de Madrid del verano/otoño del mismo año que había acabado siendo un éxito para los obreros gracias al empeño de la CNT de Madrid por realizar una huelga de acción directa sin pasar por los jurados mixtos, figura de consenso entre patronos y sindicato UGT inaugurada por el socialista Largo Caballero en 1931, la central anarcosindicalista le ganó la partida a la UGT, sindicato dominante en Madrid. Con el viento a favor, los cenetistas del barrio de Tetuán apoyaron con su presencia el impulso de fomentar sindicatos de la CNT en las dos localidades importantes al norte de la capital donde existía un número importante de obreros: Colmenar Viejo y Miraflores de la Sierra.
Desde, al menos 1910, Miraflores de la Sierra estaba dejando de ser mayoritariamente una economía agrícola y ganadera tradicional. El cada vez más importante sector de la construcción de viviendas de segunda residencia para gente pudiente de la capital, los llamados “hoteles”, necesitaba de obreros especializados de la construcción: albañiles, electricistas, fontaneros, pintores, ebanistas para acometer las obras. La juventud dejaba las tareas del campo para lanzarse en este sector pujante por ser mejor pagados y no tan sacrificados. Algunos incluso abandonaron Miraflores de la Sierra para irse a Madrid donde existía un boom de la construcción a gran escala, volviendo al pueblo en los días de descanso. En ese contexto, los nuevos obreros de esta localidad se relacionaron mediante la vía de comunicación Colmenar Viejo/Fuencarral/Tetuán, tránsito habitual entre la capital y el norte. El barrio obrero de Tetuán donde residían muchos militantes sindicalistas (el albañil Cipriano Mera, líder cenetista entre otros) fue uno de los catalizadores de la expansión de la CNT por esta zona.
Por lo tanto, no fue realmente una sorpresa la presentación oficial de la CNT en noviembre de 1933 en dichas localidades. Entre este grupo de obreros locales se fue fraguando una militancia cenetista combativa como lo demuestra, un año más tarde, en la huelga general de octubre de 1934 en la que la guardia civil de Miraflores tuvo que arrestar a determinados obreros que estaban preparando una serie de actos violentos en la localidad como asaltar el ayuntamiento y el cuartel de la guardia civil.
Entre este grupo de cenetistas locales tuvo relevancia el papel de Marcelino Casado García, marcando con su huella personal la dirección de este grupo de personas, sobre todo a partir del 18 de julio de 1936 en adelante. Era el veterinario municipal que llevaba trabajando varios años en la localidad. Había nacido en Torrijos (Toledo) en 1868 al igual que sus hijos, nacidos en Turleque, Yunclillos y Villaluenga de la Sagra, seguramente debido al trabajo del padre, itinerante de puesto en puesto. Ya era una persona madura con más de 60 años cuando vino a Miraflores de la Sierra con sus hijos y su esposa Faustina Malsipica. Como consecuencia del golpe militar de Franco en julio de 1936, los obreros organizados de la localidad tomaron el control de la situación de forma inmediata, dejando la vía libre el cuartel de la guardia civil ya que sus componentes se habían concentrado el día anterior (el 17 de julio) en Madrid a la espera de órdenes superiores. Los obreros fueron la única autoridad presente y armada que respondía en estos días convulsos ante sus vecinos expectantes así como otros muchos vecinos de Madrid que estaban disfrutando las vacaciones en sus hoteles, personas adineradas y de ideología monárquica y derechista en su gran mayoría.
El violento contexto del verano de 1936 iniciado por el golpe militar forzó la creación de nuevos órganos de toma de decisiones. El más importante fue el comité del Frente Popular donde quedaban representados todas las sensibilidades políticas y sindicales de la localidad delegando en otros comités menores otros campos de decisión como el comité de agricultura y el de orden público, éste más problemático puesto que era el que se ocupaba de controlar la vida pública de la localidad, en concreto la vigilancia de los vecinos derechistas que pudieran conspirar en contra de los intereses de la República y en favor de los golpistas franquistas, estando el frente de guerra relativamente cercano por el norte. No en vano tomaron una de sus primeras decisiones con la voladura de un puente para obstaculizar posibles movimientos armados procedentes del puerto de la Morcuera.
Marcelino Casado García fue nombrado, en representación de CNT, vocal de dicho comité también llamado de investigación y con los demás compañeros (de UGT básicamente), fueron los responsables de la vigilancia de los derechistas del pueblo y su arresto en su caso. Como dueños de la situación, los miembros del comité no actuaron de forma colegiada sino que cada sindicato y partido político procuró actuar según sus propios principios. De hecho, las formas y acciones emprendidas realizadas por la CNT de Miraflores y de la vecina Colmenar Viejo fueron muy diferentes respecto al tema del orden público así como de las experiencias colectivistas. Mientras que en Colmenar Viejo se fundaron colectividades pero por separado entre UGT y CNT, en Miraflores de la Sierra, la única colectividad de campesinos se fundó como mixta entre ambos sindicatos. En referencia al orden público, la CNT de Miraflores estuvo muy relacionada con el comité cenetista de Campo Libre de Madrid, representando a los campesinos de la Regional de Centro. En torno a la figura de Antonio Rodríguez Sanz se fue creando una red de compañeros sindicalistas, amistades y familiares que conectaron con determinados cenetistas de Miraflores, en concreto con Marcelino Casado García y sus hijos.
Antonio Rodríguez Sanz no llegaba, en 1936, a los 30 años. Militante de CNT desde sus 20 años y también de la FAI, “tenía una librería al estallar la guerra en la calle Hartenbush donde estaba instalado la redacción del periódico Campo Libre del cual era director y administrador”. Dicha revista, en verdad, se había convertido en el órgano oficial de la Regional de campesinos de Centro de la CNT. Necesitado de un lugar apropiado, con la ayuda de Lucía Sánchez Saornil y Mercedes Comaposada, directora de la revista “Mujeres libres”, también necesitados de espacios propios, en nombre de la CNT, se incautaron de un convento abandonado de la calle Fuencarral en el número 126 en Madrid para sus propias necesidades surgidas con el golpe militar franquista. En este antiguo convento reconvertido en sede del comité para Campo Libre y Mujeres Libres, se juntaron una serie de militantes cenetistas para organizar sus actividades. Centro de reuniones, de debates, con comedor propio y alojamiento, fue también lugar de detenciones para interrogatorios de sospechosos y denunciados por ser de derechas.
Los lazos familiares y de afinidad ideológica fueron determinantes para forjar a este grupo de personas responsables del comité de Campo Libre de la calle Fuencarral. Marcelino Casado García acudía a dicho local de forma habitual pero sus hijos aún más. Fueron miembros responsables de dicho comité. Su hija menor, Fernanda, con 18 años en 1936, trabajaba en el mismo lugar, ocupándose de aspectos como el mantenimiento del edificio y de su limpieza. Su hermano Benigno Casado, con 28 años en 1936, acudía a dicho centro casi diariamente con su esposa Francisca Riaza, vecina de Miraflores. También estaba presente su hermana Concepción Casado, la mayor, con 33 años al iniciarse la guerra. Alternaban, sobre todo en los inicios de la guerra, su tiempo entre Miraflores y la vida en ese comité de Madrid. Durante ese verano de 1936, Marcelino Casado García ya era viudo y vivía normalmente en el pueblo con su hija mayor, Concepción, situación que fue criticada como amoral y depravada (todo valía para humillar a sus enemigos) por los falangistas locales en 1939 que llegaron a decir de ellos: “Concepción Casado vivía maritalmente con su padre en Miraflores, insultada constantemente en la calle a la gente de derechas del pueblo”.
Otro responsable de dicho comité de Campo Libre fue Manuel Valcárcel Chaus, cuñado de Marcelino Casado García, casado con Soledad Mateo Arribas, nacida en Bustarviejo pero vecina de Miraflores, igualmente integrante del grupo de personas responsables de este comité y prima de otro cenetista de Miraflores, Francisco Arribas alias el carretero. Era habitual verle por los locales de dicho comité así como a sus compañeros de sindicato y vecinos de Miraflores Juan García Gonzalo alias el pellejero, Pedro Vedia y Rafael Benito alias de la muda. También estaba el hijo de Manuel Valcárcel, Manuel Valcárcel Mateo como miembro activo así como Manuel Manteca Vega y Gregorio Sánchez alias “mangada”.
Los falangistas de Miraflores, una vez en el poder, se acordaron de todos ellos. Les denunciaron y acusaron de todos los crímenes posibles. Pero lo más recurrente y habitual fue el modo de realizar dichos arrestos. Se realizaba de la siguiente manera: una vez pasadas unas horas en el calabozo municipal, los vecinos considerados derechistas de la localidad eran llevados al comité de Campo Libre que ellos llamaron “checa” de forma despectiva para ser interrogados. Todos ellos recordaban el cartel que colgaba del comité: “Campo Libre, los sin Dios”. Otros como el exdiputado derechista y exjefe de prisiones, vecino de veraneo en su hotel, José María Cervantes fue arrestado en el pueblo por los milicianos locales pero de camino a Madrid fue asesinado. Los falangistas se apresuraron a denunciar que Marcelino Casado García había robado las vacas que eran de la propiedad de dicho José María Cervantes cuando en realidad las había incautado debido a necesidades de guerra para donarlas al comité de Campo Libre.
Documento firmado por Antonio Rodríguez Sanz como delegado de Campo Libre. El sello pone “Campo Libre. Semanario de los trabajadores revolucionarias del campo”.
Marcelino Casado García tuvo que desvincularse del comité de Campo Libre debido a sus nuevas actividades sindicales como miembro de la Regional de Campesinos de Centro de CNT hasta finalizar la guerra. Fue en Arganda donde quedó detenido por los falangistas locales y tuvo que realizar una declaración jurada de todos los utensilios que formaban parte del mobiliario presente en el momento de su arresto: “El detenido declara sobre la procedencia del mobiliario. Son procedentes de regalos que le hicieron sus compañeros de la CNT por lo que se levanta acta: una cama de matrimonio, una cama turca, tres colchones de lana, 4 mantas, una colcha, un espejo, 4 cucharillas, 2 fuentes de plata, una vajilla, un traje negro, un abrigo, dos sábanas, un reloj, dos sillas, y 110 cartuchos de escopeta”.
La represión franquista sobre todo este grupo de personas fue brutal. Empezando por Marcelino Casado García que fue asesinado mediante garrote vil el 26 de mayo de 1939 y enterrado el 7 de junio con 71 años de edad en el cementerio del Este (Almudena). Este tipo de muerte, cruel y lenta, estaba especialmente dedicado a sus enemigos más odiados y él fue uno de ellos. Los demás de su familia acabaron asesinados siendo fusilados en el cementerio de la Almudena. Fernanda Casado con 21 años, siendo casada, fue fusilada el 19 de febrero de 1940. Su otra hija, Concepción Casado, soltera, de 36 años, fue fusilada el mismo día. Su hermano Benigno Casado, de 31 años, fusilado el mismo día así como Manuel Valcárcel Chaus el mismo día. Julián García Gonzalo de Miraflores fue fusilado en Madrid también el mismo día. Antonio Rodríguez Sanz fue fusilado en Madrid el 21 de mayo de 1940. Francisco Arribas García de Miraflores fue fusilado el 25 de febrero de 1942 así como otro vecino de Miraflores, habitual del comité Campo Libre, Rafael Benito, fusilado el 26 de mayo de 1939 en Madrid. Otras personas sufrieron la cárcel como Soledad Mateo Arribas, esposa de Manuel Valcárcel Chaus, que fue condenada a 30 años de prisión y Pedro Vedia que se fue al exilio en Francia.
Este artículo pretende ser el inicio de una serie relacionada con el movimiento libertario en esta parte de la Comunidad de Madrid desde sus inicios hasta su brutal aniquilación al igual que las demás fuerzas sindicales y políticas que defendieron la República en guerra. Espero que al lector le interesen estos temas que muchos pensaran que no son necesarios porque ocurrieron en una España que ha cambiado mucho, que la realidad actual no tienen nada que ver. Es posible que tengan razón pero los que nos dedicamos a estas cuestiones históricas las defendemos con gran pasión porque consideramos que lo que pasó en los años 30 del siglo XX puede ser de gran utilidad en la actualidad aspectos que ellos, los protagonistas del momento, tuvieron que encarar como la transformación de la sociedad, de la economía, de las normas establecidas y que nos pueden ser útiles. Como se dice más abajo desde la experiencia de Campo Libre, “las misiones de la Federación: en el aspecto económico, anular a los terratenientes, a los explotadores y traficantes. Sustituir al capitalismo y al Estado”. ¡Colosal tarea, no te parece!
Portada de la revista campo Libre, órgano oficial de la Regional de Campesinos de Centro de CNT. 21 de agosto de 1937. Su lema fue: “Son las dos grandes misiones de la Federación: en el aspecto económico, anular a los terratenientes, a los explotadores y traficantes. Sustituir al capitalismo y al Estado. En el espiritual, abrir cauces nuevos al anquilosamiento de una mentalidad retardatoria que tenía embrutecido nuestro pueblo.